martes, 2 de abril de 2024

Expectativas

 Pensás que vas a encontrarte reflejado en mi seriedad oscura. Creés que poseo un conocimiento sobre tu destino. Esperás que hable con enigmas como un oráculo para que te quite la tranquilidad del sueño y produzca la exaltación de tu ego.

Sin embargo, te dejaré pasar...

Mi vista estará dirigida hacia los zócalos de las paredes. 

Tendrás que tener la fuerza de un dios para esclavizarme.

Gisela Ruiz Díaz

viernes, 28 de octubre de 2022

El perro que canta

 La gran visión nocturna me encontró en el cordón de la vereda en dónde yo estaba sentada sobre una reposera. Sobre mi pierna apoyó su cabeza el talentoso perro delgado y de pelo amarillo como hay muchos. Él había encontrado una técnica, simulando un bostezo para balbucear una poesía con aire de milonga. Hablaba sobre un hombre extranjero, sobre su carácter y sus vivencias. El perro bordeaba las notas, su técnica no era perfecta, pero logró decir lo que quería. Lo abracé porque aprendí mucho de él aquella noche de espera. 

Gisela Ruiz Díaz



Árbol sin fruto

 Soy una hija eterna

de la sobra y la carencia,

 subiendo la roca de algodón

hacia una cúspide inasible 

bajo la protección de un Dios. 

Soy una eterna semilla, 

a veces verde, a veces seca;

potencia pura de ideas

 que susurran gritos débiles.

 Estoy siempre completa,

 nada me falta por fé; 

al mundo no doy frutos 

más que un mudo equilibrio.

 

Gisela Ruiz Díaz 










lunes, 30 de abril de 2018

AVATARES

Esta es una variación de lo que siempre ha ocurrido, el deseo va mutando de forma, pero no de materia. Aquellas cambian en fragmentos cada vez más cortos de tiempo. En el momento en que me doy cuenta de lo que sucede, comienzo a salir del círculo. Así como los sueños parecen ser muy reales mientras se está en ellos, así cada sujeto 'parece' esencial en la constitución de mi existencia hasta el momento de la ruptura. Cuando estoy en ese estado inferior de conciencia, soy capaz de dejar caer absolutamente todo lo construido en este barro, hasta creo que existo...
Cuando comienza a distorsionarse puedo inferir que todos esos fantasmas son representaciones de una sola realidad. Soy yo, quien busca el complemento, aquello que llene mi cuerpo sin convertirse en una apetencia constante. Ese sujeto ideal y demoníaco, capaz de transfigurarse leyendo mis debilidades, quiere ocupar el lugar del Ser Verdadero.

Gisela Ruiz Díaz

domingo, 19 de marzo de 2017

Quieto!!

Dame un minuto más,  aún no te vayas, porque mi memoria frágil no puede retener tu imagen en un segundo.
Traté de sujetarla pero siempre imperfecta, la copia nunca podrá igualar la Idea.
Intenté memorizarte por partes, empezando por tu frente, luego tu peinado, después tu mirada.
Pero tus manos siempre distraen,  las imagino presionando con la fuerza que irradian. Al recordarlas puedo reconstruir el resto de tu cuerpo.
Tus fotos son falsas, no tenés líneas rectas, tal vez alguna marca, alguna mueca.
Tu boca es fina pero confusa en sus palabras. Tu voz puedo recordarla con la exactitud de una melodía.
Pero no conozco ni tu aroma ni tu temperatura. Esa es la desventaja de la no-existencia,  de tus contradicciones, de tu impermanencia.

Gisela Ruiz Díaz

miércoles, 15 de marzo de 2017

Sobre algo que nunca pasó (ni volverá a pasar)

Ya lo sé todo... Anoche pude verlo.
Tan fugaz en su mirada
como si al desnudo lo vieran.
Tan delicado al agazaparse
que me da ventaja para que escape.
Es un alivio sereno e inquieto
saberse percibido por el discernidor de almas.
Silueta que ocupa mucho lugar
aunque se esconda.
Manos que no encuentran un lugar seguro donde descansar cuando lo miran.
Que incomodidad... pero que alegría
volver a sentir algo nuevo y gracioso.
Algo ajeno, intocable.
¿Podrá nominarse aquella forma de contacto?
Nos negamos asumir cosas falsas,
aún si fueran verdaderas.
Siga disimulando el ardor... el picor en el alma y en alguna parte del cuerpo.
Nadie se dio cuenta.
Ni siquiera yo.

Gisela Ruiz Díaz

jueves, 9 de marzo de 2017

Una casa

De haber tenido una casa,
hubiese tenido recuerdos,
la hubiese pintado de blanco,
la hubiese pintado de verde;
las flores que la adornaran
hubiesen sido rebeldes;
habría sido pequeña,
tal vez un poco alejada.
De haber tenido una casa,
desde siempre y la misma
hubiese tenido amigos,
amigos de la infancia.
Tal vez tendría un nombre
de esos que todos conocen,
tal vez no tendría dudas
de mi propia existencia.
Me siento un tanto promiscua
por haber tenido muchas,
por ser indiferente,
por no amar ninguna.
Parece inconcebible
no tener historia,
¿Qué podría contarte?
¿a dónde podría invitarte?
De haber tenido una casa,
aunque sea su concepto,
aunque esté deshabitada,
aunque todos hayan muerto.

Gisela Ruiz Díaz

miércoles, 8 de marzo de 2017

Descuidos

El otro día vi sus ojos con extrañeza, más sobresalientes que todo su cuerpo, totalmente abrillantados, empalagosamente abrillantados. Me pregunto cuánta certeza puedo tener de aquello. ¿será genuino? ¿será aparente?
Sucede que cuando observo un poco más,  el entorno se detiene; como aquella vez que recé en el patio de mi casa. Similar a los aromas que durante la niñez anunciaban su aparición,  y cuando gente que ya ni recuerdo prendía el fuego. Semejante al momento en que la tarde anaranjada no me pareció real. Todas esas cosas se parecen a su carne.
Me pareció ver su mano temblar, para luego hablar con cortesía y con una sorpresa fingida. Cuanto quisiera que nada lo espante y que los pronombres no sean ambiguos. Que me enceguezca la intemperancia!... Y que venga a redimirme, porque es mejor que yo.
Sapere aude!!!!

Gisela Ruiz Díaz

Achtung

Quisiera anotar algo,  pero que nadie lo lea,
y tal vez te enteres en un aire distante. 
Podría decir tantas cosas que no sean ciertas, 
que no sean llamativas,  que no te des cuenta. 
Podría revolver palabras como intentando buscarte, 
podría decir algo profano e ingenuo . 
Quisiera atraparte pisando tu sombra, 
y se me escurre como un insecto.

Gisela Ruiz Díaz

miércoles, 8 de febrero de 2017

De antes

Un sótano lleno de silencios
Ha sido del todo descubierto
En el aire agarré dos o tres recuerdos
Y no son realidad, sino invento

Tomé una situación curiosa
Pero sin importancia verdadera
Con argumentos y cizañas
La alimenté a mi manera

Se hacia grande la maraña
Y su sombra en la vereda
Anunciaba su llegada
En sueños vagos y tristezas

Una noche distraida
Olvidé cerrar la puerta
Y penetró en una respuesta
Una duda tan siniestra

Y el alma horrorizada
Ante su muerte inminente
Aunque sabiendo que era justo
Clamaba a dios como siempre

El desenlace de la historia
La sigo inventando al revés
Tratando de volver
 sobre los pasos que di ayer

Gisela Ruiz Díaz

viernes, 11 de julio de 2014

Sucesos anacrónicos

Vie 11/07/2014, 4:35 PM. El siguiente relato ocurrió en la estación de José Marmol, me encontraba allí por razones cotidianas ( miento, bajé desesperadamente del colectivo porque algo me llamó la atención). Una torre redonda de unos 6 metros de diámetro tan expuesta que se ocultaba perfectamente de la atención de los hombres. Me acerqué disimuladamente porque un hombre de edad adulta parecía vigilar el lugar. Fingí que miraba unas revistas en el puesto de diarios a unos metros,  mientras miraba de reojo. Luego tomé ánimos y me acerqué al pseudoanciano balbuceando como si estuviera nerviosa -que hay aca? Se puede entrar? - a lo que el hombre sonriendo me contestó -si... falta poco para que se termine el mun...- (acá creí que era un loco anunciando el fin del mundo, al cual vergonzosamente iba a creer, ya que todo me parece una señal) pero terminó su frase con -mundial.- ( me sentí tan estúpida).
Luego de terminar esa breve charla simpática y protocolar, procedí a adentrarme en esa curiosa especie de glorieta cerrada. Una vez adentro me llamó la atención que tuviera tres puertas, además de la que use para entrar, pero era absurdo, ya que sólo darían al exterior.  El techo era como una cúpula que me hacía pensar en esas iglesias antiguas que son remodeladas constantemente,  el color era "blanco vivo" como pintado recientemente,  no como esas paredes blancas tocadas por niños de manos pegajosas como uno está acostumbrado a ver.
Decidí abrir la primer puerta,  de aspecto rústico pero moderno, y me encontré con una (voy a llamarlo "escena" ya que no sé cómo definirlo), un hombre llegando a su casa y mirando su reloj que daban las 10:58, reloj pulsera y digital. Cerré la puerta con tranquilidad como si todo fuera normal.
Abri la segunda puerta, me encontré con una escena más compleja. Un muchacho que cumplía años y su hermana, contando que tenian como costumbre ritual festejar el cumpleaños de una manera particular,  ella se ponía su vestido de novia y luego ambos se ponían a jugar en el barro. Así lo contaban y mientras uno podía ver las imágenes de tales anécdotas. Cerré la puerta.
Abri la tercera. Dos personas en la habitación de una casa que no era de ellos,  comiendo de un improvisado banquete. En la habitación contigua, una mujer (dueña de la casa) llorando escondida por la presencia de esos, al parecer,  inesperados huéspedes.  La habitación en la que lloraba la mujer era muy hermosa, un cuarto pequeño y sencillo pero con una excelente decoración,  la cama tenía un cobertor de una tela similar a satén blanco.  Del otro lado los huéspedes discuten brevemente, disolviendose tal discusión con el desinterés de uno de ellos. Luego entran dos personas más... pero ahi sentí que estaba transcurriendo demasiado tiempo y debia volver a casa.
Cerré la puerta. Sali del lugar esperando que  cayera sobre mi la noche oscura. Sin embargo el sol era más radiante que antes. El pseudoanciano estaba ausente,  tanto que parecía no haber existido nunca.
Tome el colectivo y volví a casa... eran las 3 de la tarde,  llegué antes. Me recosté pensando cómo haría para contar esta historia sin parecer que habia perdido la razón, y decidí contarlo como una de mis tantas ficciones... preferir por precavida seguir siendo una simple rosarina que ostenta el título de alquimista.


Gisela Ruiz Díaz

NO LEER

Decidí no hablar de las mismas cosas de siempre, a pesar de que tal ejercicio me obliga a aumentar mis recursos lingüísticos a fin de convencer al vulgo de que se trata de cosas diferentes.  No obstante,  alguno podrá percibir una tendencia al metalenguaje inclinándose a proyectar indirectamente el objeto,  del cual si no tuviera intenciones de hablar,  no ejecutaría toda esta declaración.
Por el momento temo hacer un giro brusco y pretendo ingenuamente alejar al lector de los párrafos anteriores con sutileza y seducción hacia otro tema.
Para este menester debería demostrar convicción respecto al tema que he de tratar con posterioridad,  e irme adentrando disimuladamente a partir de ahora al mismo, sin que el lector sea consciente de ello y que vaya olvidando todo lo anterior,  buscando como animal cegado por sus instintos la resolución de este escrito.
A medida que pasan los segundos me doy cuenta que debo apresurarme, que estoy tardando demasiado en presentar el tema principal.  Tanto, que el tema principal ahora comienza a ser otro.
Por lo tanto prefiero desechar este texto y comenzar nuevamente.  Hasta aquí la lectura fue inútil.

Gisela Ruiz Díaz

domingo, 18 de diciembre de 2011

UNO

Quizá esta corriente new age hipermagnetiza la energía acumulada en mi centro gravitatorio, y ésta emana como una sustancia volátil, un fluido impetuoso que corre azaroso a la velocidad de la luz y que desestabiliza mi emocionalidad, producto de insatisfacciones inherentes a mi esencia insaciable... el 1 es mi número... la unidad es mi destino.

Los pensamientos terrenales desactivan la transmutación, y aquí estoy... cometiendo crímenes.

El potencial liderazgo se derrama de manera consustancial cada vez que el motor del pensamiento se enciende.

Es una falla, una sobrecarga en este vehículo que es mi cuerpo...

solo hay espacio para 1 aquí.... sólo hay espacio para mí.

PD: Mis pezuñas no están teñidas hoy. Descubrí que son policromáticas. Eventualmente advierto algo de sangre que les da un lustre grisáceo, casi violáceo, ceniciento.

Mis dedos demandan casi toda mi energía vital, y pocos músculos le sirven de apoyo. Mis manos son frágiles, quebradizas; mueren en su endeble materialidad, pero parecen desarrollarse en el plano etéreo.

Puedo ver como emergen cada vez que pulsan las cuerdas y le dan sonoridad.

La bóveda celeste será refugio de esa fracción astral incorpórea, que dejará mi cuerpo inerte aquí en la Tierra.

Gisela Ruiz Díaz

miércoles, 19 de enero de 2011

Nervio óptico

Había recorrido más camino que el que sentía, pero debajo de la piel podía sentir el flujo de los tormentos. Mi mente obstinada y egoísta salía como un monstruo que encarnaba en aquellos a quienes amaba. Y detrás de ella la figura enorme del pentateuco que lucía como bronce y derramaba la sangre inocente de los que se habían sacrificado aún en estado puro.
Y ellos no veían, ignoraban quién estaba debajo; él luchaba por salir de su encierro y trataba de encarcelar sus deseos.
Nada es cierto, todo en todos ellos es imaginación... la realidad era más simple, siempre lo fue.
Me apedreaban por mis impulsos consumados y por atraer al círculo a los que no estaban preparados.
Mejor así... algo habrá en su fundamento, algo que aún no soy capaz de comprender. Me niego y rehúso a abusar de esas fuerzas, mas bien complacidas por mi precaución y desconfianza. Más tarde llegaré, y allí veré lo que buscaba ver y sabré si es cierto (...) los obstáculos saldrán a defender su terreno, pero tu imagen permanecerá inmutable.
Durará el dolor mucho o poco, y la respuesta está abierta a modificaciones de un alma que ve lo que quiere ver, donde y como quiere.
Habiendo dejado hasta el último aliento vital, retrocedo para volver a empezar, sin metas fijas y con una carga más.

Me he servido del cambio de algunos pronombres personales sólo para cubrir la desnudez de mi alma.



Gisela Ruiz Díaz

jueves, 26 de agosto de 2010

Señales...

24 de agosto de 2010


Empiezo de cero con mi objetivo, como otras tantas veces, pero esta vez dejaré estas piedras, como Hansel y Gretel para no perderme en el camino.
Pienso… aunque sé que no debería.
Estoy ahora sentada en el comedor, hasta hace un rato estaba tomando mate con mamá, mientras le contaba lo asombroso que es el libro que leo y cuánto me identifico con el autor… ahora ya no está, estoy esperando que vuelva.
De repente observo mis manos y me percato de que son casi iguales y que además mis uñas están pintadas. Por qué? Qué pensaba cuando las pinté? Que eso podría suplantar la belleza que me falta?... Inmediatamente me quito la pintura. Cuando volvió mamá, no notó la diferencia; yo había cambiado.


26 de agosto de 2010


Lo que recuerdo de ayer es sobre todo la molestia que sentí por no poder decirlo todo siempre, no a otros, sino aquí, en este cuaderno que pretendía atrapar cada uno de mis pensamientos.
Yo no fui a un psicólogo, como otros, porque no quiero que me diga que tengo que escribir lo que pienso cada vez que me siento rara; y que después pretenda que elimine los recuerdos que me perturban a través de la negación. La negación de un pasado es una afirmación de que aún subyace un apego afectivo-emocional con este. Para eliminarlo realmente tengo que dejar de pensarlo. Si pienso que no lo tengo que pensar, indirectamente lo estoy pensando. Si afirmo que algo ya no es, le estoy dando una existencia.
Decidí dejar de lado por un tiempo los discursos elaborados. Esta vez prefiero ser más transparente, sobre todo porque termino siempre confundiéndome a mi misma.
Ayer cuando volvía de la estación en la noche, y me alejaba del área más urbanizada, sentí algo en el ojo que me incomodaba, como si estuviera pegado al rabillo de mi ojo; cuando miré al cielo vi una gran estrella que me seguía; no había otras estrellas anoche, o quizás decidieron no brillar; sólo estaba esa que dice ser Venus, el planeta del amor. Aunque no quería volver a mirar hacia arriba, la seguía viendo, porque estaba pegada a mi ojo.
Los chicos de la esquina, intimidan a la gente; mientras paso frente a ellos uno me mira y pienso si creerá que yo también le temo. Hay un móvil estacionado a metros de mi casa, a ese sí le temo, porque se parece mucho al de "ellos"…
Y vuelvo a preguntarme por qué no me animo a decirlo todo. Supongo que es porque sé que todavía me están viendo, y quizá hago esto sólo para que me vean, pero prefiero no tomar conciencia de ello. No todavía. Las primeras hojas del cuaderno están rotas, delataban demasiado, prefiero ir más despacio.




Alguna de las dos…

martes, 6 de abril de 2010

La encrucijada


Durante mi último viaje onírico, o por lo menos el último que recuerdo, me vi a mi misma dentro de una casa amplia, con un sutil estilo colonial que estaba pintada de blanco, no sólo su infraestructura sino también sus muebles y todo lo que en ella había. Sabemos, los discípulos del dogma, que la casa representa el cuerpo físico y que el color blanco indica pureza. Lo que no puedo explicar es cómo a través de los sueños podemos operar y divagar con el pasado y simultáneamente consumar hechos inconclusos de nuestra vida cotidiana ligados a imaginaciones coetáneas.
Mediante estos involuntarios ejercicios de anacronismo, busqué una representación de mi futuro o más bien de mi propio destino; de modo que me pregunté sobre las aspiraciones del ser, sobre aquello en lo que uno desea convertirse, sobre la fe depositada en la existencia de un ser potencial al cual dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y voluntad. Entonces… ¿en qué deseo convertirme? ¿A quién dedico gran parte de mi vida elaborando metódica y deliberadamente su nacimiento? ¿Podré alguna vez verme cara a cara con mi alter ego?
En mi caso particular me veo atrapada en una dicotomía, una bifurcación difícil de transitar al unísono, ya que no se debe adorar a dos demiurgos. Por un lado la disciplina del razonamiento, el cultivo del intelecto; por el otro el orden de la creación, del arte, el adiestramiento de la espiritualidad, la transmutación…
En esta etapa de desorientación, tengo la desgracia de poseer dos brújulas que me guían en sentidos opuestos, por un lado el sentido común y por el otro el gnosticismo, y a pesar de ser brújulas contrapuestas, ellas se atraen y se rozan con vehemencia.
Filosofía, música… y la magia como intercesora.
Cada uno de nosotros está atraído hacia un círculo de relaciones que es su mundo y del que sufre la influencia. El hombre excéntrico en genio, es aquel que trata de formarse un círculo luchando contra la fuerza de atracción central de las corrientes establecidas. Si es así, mi destino es ser vencida en lucha o triunfar… “se puede morir en la obra, pero lo que se haya querido se cumple, porque la muerte es una verdadera asunción”. Cuando yo me eleve de la Tierra - decía el más grande de los iniciadores- yo lo arrastrare todo tras de mi.
Entretanto me dilato en mi decisión y sigo caminando hacia el santuario, aunque sus calles conserven recuerdos lúgubres, tribulaciones y estigmas… y sin saber si la casa blanca seguirá por siempre deshabitada…

Gisela Ruiz Díaz

sábado, 9 de enero de 2010

Acerca del aberrante laberinto del tiempo



La Tierra parecía plana debido a su inmensidad o quizás debido a la pequeñez del hombre, así también hoy percibimos un tiempo lineal a pesar de ser cíclico. Estos pequeños o grandes ciclos nos encierran en la eternidad, una eternidad sin salida que parece tener muchas puertas pintadas, irreales a las que llamamos pasado o futuro. Cada segundo nos acerca mas a la muerte, y nosotros ante la conciencia de esa muerte lenta y dolorosa, encontramos un descanso en las distracciones de la vida cotidiana y en los proyectos que nos hacen creer que nuestra vida tiene algún sentido; sentido atribuido a la inmortalidad de nuestras almas y esta inmortalidad atribuida a Dios. Un Dios ambiguo que nos pregunta a cada momento si lo entendemos, un Dios creador del bien y del mal, creador de ese camino extenso y tenebroso de las reencarnaciones, creador de ciclos.
Y si la imperfección es producto del hombre… aún así hay salvación? Esa promesa de salvación esta perdida en esa puerta ilusoria del futuro, esa promesa debe buscarse en un espacio infinito, y para eso se necesita una herramienta igual de infinita que todos tenemos y no la podemos ver debido a su cercanía.
Aunque nos miremos al espejo, es evidente que no nos reconocemos y los demás tampoco nos reconocen en un espejo, entonces, que son los espejos? Espejos pueden ser muchas cosas pero, el mejor espejo es el otro, en el otro vemos defectos que en realidad son los nuestros. Quizá solo esté diciendo cosas que escuche en algún otro lugar y yo sea un espejo a través del cual se proyectan reflejos de pensamientos ajenos. Es terrible! Eso quiere decir que hay espejos que viven?! Son los pensamientos de otros los que aparecen en mi mente y lo único que hago es aceptarlos o rechazarlo, eso significa que aún poseo algo de voluntad. Pero entonces Platón tenía razón , solo somos copias de una Idea suprema, nos han regalado una identidad ilusoria y un halo de voluntad, en realidad casi no existimos porque estamos aferrados a un tiempo que no es, como decía San Agustín, el pasado ya no es y el futuro no existe todavía, entonces, qué es lo que es? En este caso San Agustín es mas real que yo y me genera la duda acerca de mi propia existencia y me hace pensar que cuando no estas en un lugar, ese lugar deja de existir y de nuevo aparece un ser real diciendo “ser es ser percibido” , Berkeley también es más real que yo, porque pienso a través de sus palabras y doy un reflejo imperfecto de su ser, que es el verdadero, y aquel que lea esto es menos real que yo quizás porque es el reflejo de un reflejo. Amén.

Gisela Ruiz Díaz

viernes, 7 de agosto de 2009

La estrella flamígera y la magia medieval




Caminando por una galería de Lomas de Zamora encontré algo que llamó mucho mi atención; en una vidriera se exponía entre otros cientos de anillos, uno que poseía el pentagrama. Eso me trajo muchos recuerdos de mi infancia envuelta en misticismos, recordé el olor de esos viejos libros de ocultismo que habían llegado a mis manos diez años atrás. Una sublime nostalgia me invadió y me invitó a entrar a aquél local y preguntar por él. Sorprendentemente para mí, este anillo estaba entre los más costosos, la belleza del metal lo valía, así que decidí adquirirlo…
Una vez en casa, lo saqué de su envoltorio y lo observe…estábamos a solas, él y yo; y pensé entonces en el signo del pantáculo, pensé también en el ternario que es el dogma universal, pensé en la intervención del hierofante, en fin… una semana después aún no había tenido el valor de colocármelo, sólo me dedicaba a observarlo, porque de esa forma sentía que me revelaba esos secretos que años atrás no había podido comprender. Ese anillo de plata, a través de vagas reminiscencias me persuadió de que las formas de los objetos son una modificación de la luz y que dan en ella, de donde el reflejo las envía.
Así la luz astral o el fluido terrestre que llamamos “el gran agente mágico” están saturados de imágenes o de reflejos de toda especie que nuestra alma puede evocar y someter a su diáphana, como dicen los cabalistas. Estas imágenes las tenemos siempre presentes y son borradas únicamente por las impresiones más fuertes de la realidad durante la vigilia, o por las preocupaciones de nuestro pensamiento que obliga a nuestra imaginación a estar desatenta al móvil panorama de la luz astral.
Cuando dormimos, este espectáculo se presenta por sí mismo a nosotros y así es como se producen los sueños; sueños incoherentes y vagos, si alguna voluntad dominante no permanece activa durante el sueño y no ofrece, a cuenta de nuestra inteligencia, una dirección al sueño que entonces se transforma en ensueño.
Recordé entonces a Descartes en su meditación acerca de la distinción entre el sueño y la vigilia, inmediatamente recordé su demostración racionalista de la existencia de Dios y en particular el fundamento de su inconmensurabilidad…de repente volví al signo, al Tetragrámaton, y vi ahí al Dios inconmensurable plasmado en la finitud de cada hombre.
De todas las veces que lo había visto jamás lo vi tan nítidamente. Fue recién entonces cuando le permití formar parte de mí. Y entendí en ese momento la verdadera relación entre confianza y conocimiento.


Gisela Ruiz Díaz


A continuación una breve cita de Eliphas Leví

“Si se nos pregunta cómo un signo puede tener tanto poder sobre los espíritus, nosotros preguntaremos a nuestra vez por qué el mundo cristiano se ha prosternado ante el signo de la cruz. El signo no es nada por sí mismo, y no tiene fuerzas sino por el dogma del que es resumen y palabra. Ahora bien: un signo que resume, expresándolas, todas las fuerzas ocultas de la naturaleza, un signo que siempre ha manifestado a los espíritus elementales y a otros un poder superior a su naturaleza, les infunde temor y respeto y los obliga a obedecer, por el imperio de la ciencia y de la voluntad sobre la ignorancia y la debilidad.
También por este mismo Pentagrama, se miden las proporciones exactas del grande y único hornillo necesario para la confección de la piedra filosofal y para el cumplimiento de la gran obra. El alambique más perfecto que puede elaborar la quinta esencia, está conforme con esta figura, y la misma quinta esencia está figurada por el signo de Pentagrama.”


continuará...

sábado, 11 de julio de 2009

No words...

Durante este ultimo tiempo, he encontrado cambios relevantes en mi propia conciencia, pero aún no consigo escuchar aquello que quiero escuchar ni ver eso que tanto se me ha ocultado. La razón me engaña por momentos, encuentro los caminos y decido no tomarlos, entonces qué?... entonces cambio, cambio de parecer y retrocedo, decido cultivar mi ignorancia, camuflarme entre la hostilidad y la promiscuidad para ser simplemente alguien más… en la medida en fui escalando la pirámide encontraba que en cada plataforma había menos gente que antes…cuántos cabrían en la cúspide entonces?...no lo sé.
El balance final no me ha dado déficit ni superávit, sólo tiempo perdido…y nada más.
Que quiero decir con todo esto? ...absolutamente nada, porque ya no tengo nada para decir. Sólo que…dejaré que me pase por encima.


Gisela Ruiz Díaz

martes, 26 de mayo de 2009

Acerca del amor:

Pasaban las 12 de la noche, cuando de repente la fluctuación del suelo comenzó a marearme, como siempre sentada frente al computador, le pregunte a éste si sabia algo acerca de la polución en algunas especies. Me dijo, que no sabía nada al respecto. Si yo tampoco sabia, ¿como entró hasta aquí el zorro que comenzaba a merodear el asilo del coyote?
Tales cuestiones trascendieron el plano de lo subterráneo para encontrarse cara a cara con el suburbio en plena luz de un día nublado, así me entere que los árboles eran sus cómplices…nadé hasta llegar a tierra firme y comencé inmediatamente a armar un carrusel que contuviese todas las almas que necesito, y que giren en derredor. Las olas se aplaudían unas a otras y llegaron a pelearse con su progenitor, así todos bailaron durante horas en la cúspide de la montaña, pero algo interrumpió el festín.
Ya habían pasado al 12 y se dieron cuenta que nada mas quedaría después de esto, se miraron y aunque sabían que eran felices, estornudaron sobre el pastel, y nada quedó de él. Ya había acabado con el concierto en aquél país, entonces volví, y encontré las mismas huellas que en todas las noches. Decidí seguir soñando porque sí, solo porque sí.


Ficciones, sólo ficciones...

Conclusión: (en proceso)