domingo, 18 de diciembre de 2011

UNO

Quizá esta corriente new age hipermagnetiza la energía acumulada en mi centro gravitatorio, y ésta emana como una sustancia volátil, un fluido impetuoso que corre azaroso a la velocidad de la luz y que desestabiliza mi emocionalidad, producto de insatisfacciones inherentes a mi esencia insaciable... el 1 es mi número... la unidad es mi destino.

Los pensamientos terrenales desactivan la transmutación, y aquí estoy... cometiendo crímenes.

El potencial liderazgo se derrama de manera consustancial cada vez que el motor del pensamiento se enciende.

Es una falla, una sobrecarga en este vehículo que es mi cuerpo...

solo hay espacio para 1 aquí.... sólo hay espacio para mí.

PD: Mis pezuñas no están teñidas hoy. Descubrí que son policromáticas. Eventualmente advierto algo de sangre que les da un lustre grisáceo, casi violáceo, ceniciento.

Mis dedos demandan casi toda mi energía vital, y pocos músculos le sirven de apoyo. Mis manos son frágiles, quebradizas; mueren en su endeble materialidad, pero parecen desarrollarse en el plano etéreo.

Puedo ver como emergen cada vez que pulsan las cuerdas y le dan sonoridad.

La bóveda celeste será refugio de esa fracción astral incorpórea, que dejará mi cuerpo inerte aquí en la Tierra.

Gisela Ruiz Díaz

miércoles, 19 de enero de 2011

Nervio óptico

Había recorrido más camino que el que sentía, pero debajo de la piel podía sentir el flujo de los tormentos. Mi mente obstinada y egoísta salía como un monstruo que encarnaba en aquellos a quienes amaba. Y detrás de ella la figura enorme del pentateuco que lucía como bronce y derramaba la sangre inocente de los que se habían sacrificado aún en estado puro.
Y ellos no veían, ignoraban quién estaba debajo; él luchaba por salir de su encierro y trataba de encarcelar sus deseos.
Nada es cierto, todo en todos ellos es imaginación... la realidad era más simple, siempre lo fue.
Me apedreaban por mis impulsos consumados y por atraer al círculo a los que no estaban preparados.
Mejor así... algo habrá en su fundamento, algo que aún no soy capaz de comprender. Me niego y rehúso a abusar de esas fuerzas, mas bien complacidas por mi precaución y desconfianza. Más tarde llegaré, y allí veré lo que buscaba ver y sabré si es cierto (...) los obstáculos saldrán a defender su terreno, pero tu imagen permanecerá inmutable.
Durará el dolor mucho o poco, y la respuesta está abierta a modificaciones de un alma que ve lo que quiere ver, donde y como quiere.
Habiendo dejado hasta el último aliento vital, retrocedo para volver a empezar, sin metas fijas y con una carga más.

Me he servido del cambio de algunos pronombres personales sólo para cubrir la desnudez de mi alma.



Gisela Ruiz Díaz