Soy una hija eterna
de la sobra y la carencia,
subiendo la roca de algodón
hacia una cúspide inasible
bajo la protección de un Dios.
Soy una eterna semilla,
a veces verde, a veces seca;
potencia pura de ideas
que susurran gritos débiles.
Estoy siempre completa,
nada me falta por fé;
al mundo no doy frutos
más que un mudo equilibrio.
Gisela Ruiz Díaz
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