sábado, 9 de enero de 2010

Acerca del aberrante laberinto del tiempo



La Tierra parecía plana debido a su inmensidad o quizás debido a la pequeñez del hombre, así también hoy percibimos un tiempo lineal a pesar de ser cíclico. Estos pequeños o grandes ciclos nos encierran en la eternidad, una eternidad sin salida que parece tener muchas puertas pintadas, irreales a las que llamamos pasado o futuro. Cada segundo nos acerca mas a la muerte, y nosotros ante la conciencia de esa muerte lenta y dolorosa, encontramos un descanso en las distracciones de la vida cotidiana y en los proyectos que nos hacen creer que nuestra vida tiene algún sentido; sentido atribuido a la inmortalidad de nuestras almas y esta inmortalidad atribuida a Dios. Un Dios ambiguo que nos pregunta a cada momento si lo entendemos, un Dios creador del bien y del mal, creador de ese camino extenso y tenebroso de las reencarnaciones, creador de ciclos.
Y si la imperfección es producto del hombre… aún así hay salvación? Esa promesa de salvación esta perdida en esa puerta ilusoria del futuro, esa promesa debe buscarse en un espacio infinito, y para eso se necesita una herramienta igual de infinita que todos tenemos y no la podemos ver debido a su cercanía.
Aunque nos miremos al espejo, es evidente que no nos reconocemos y los demás tampoco nos reconocen en un espejo, entonces, que son los espejos? Espejos pueden ser muchas cosas pero, el mejor espejo es el otro, en el otro vemos defectos que en realidad son los nuestros. Quizá solo esté diciendo cosas que escuche en algún otro lugar y yo sea un espejo a través del cual se proyectan reflejos de pensamientos ajenos. Es terrible! Eso quiere decir que hay espejos que viven?! Son los pensamientos de otros los que aparecen en mi mente y lo único que hago es aceptarlos o rechazarlo, eso significa que aún poseo algo de voluntad. Pero entonces Platón tenía razón , solo somos copias de una Idea suprema, nos han regalado una identidad ilusoria y un halo de voluntad, en realidad casi no existimos porque estamos aferrados a un tiempo que no es, como decía San Agustín, el pasado ya no es y el futuro no existe todavía, entonces, qué es lo que es? En este caso San Agustín es mas real que yo y me genera la duda acerca de mi propia existencia y me hace pensar que cuando no estas en un lugar, ese lugar deja de existir y de nuevo aparece un ser real diciendo “ser es ser percibido” , Berkeley también es más real que yo, porque pienso a través de sus palabras y doy un reflejo imperfecto de su ser, que es el verdadero, y aquel que lea esto es menos real que yo quizás porque es el reflejo de un reflejo. Amén.

Gisela Ruiz Díaz