viernes, 28 de octubre de 2022

El perro que canta

 La gran visión nocturna me encontró en el cordón de la vereda en dónde yo estaba sentada sobre una reposera. Sobre mi pierna apoyó su cabeza el talentoso perro delgado y de pelo amarillo como hay muchos. Él había encontrado una técnica, simulando un bostezo para balbucear una poesía con aire de milonga. Hablaba sobre un hombre extranjero, sobre su carácter y sus vivencias. El perro bordeaba las notas, su técnica no era perfecta, pero logró decir lo que quería. Lo abracé porque aprendí mucho de él aquella noche de espera. 

Gisela Ruiz Díaz



Árbol sin fruto

 Soy una hija eterna

de la sobra y la carencia,

 subiendo la roca de algodón

hacia una cúspide inasible 

bajo la protección de un Dios. 

Soy una eterna semilla, 

a veces verde, a veces seca;

potencia pura de ideas

 que susurran gritos débiles.

 Estoy siempre completa,

 nada me falta por fé; 

al mundo no doy frutos 

más que un mudo equilibrio.

 

Gisela Ruiz Díaz