miércoles, 8 de marzo de 2017

Descuidos

El otro día vi sus ojos con extrañeza, más sobresalientes que todo su cuerpo, totalmente abrillantados, empalagosamente abrillantados. Me pregunto cuánta certeza puedo tener de aquello. ¿será genuino? ¿será aparente?
Sucede que cuando observo un poco más,  el entorno se detiene; como aquella vez que recé en el patio de mi casa. Similar a los aromas que durante la niñez anunciaban su aparición,  y cuando gente que ya ni recuerdo prendía el fuego. Semejante al momento en que la tarde anaranjada no me pareció real. Todas esas cosas se parecen a su carne.
Me pareció ver su mano temblar, para luego hablar con cortesía y con una sorpresa fingida. Cuanto quisiera que nada lo espante y que los pronombres no sean ambiguos. Que me enceguezca la intemperancia!... Y que venga a redimirme, porque es mejor que yo.
Sapere aude!!!!

G. Von Louzer

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