miércoles, 15 de marzo de 2017

Sobre algo que nunca pasó (ni volverá a pasar)

Ya lo sé todo... Anoche pude verlo.
Tan fugaz en su mirada
como si al desnudo lo vieran.
Tan delicado al agazaparse
que me da ventaja para que escape.
Es un alivio sereno e inquieto
saberse percibido por el discernidor de almas.
Silueta que ocupa mucho lugar
aunque se esconda.
Manos que no encuentran un lugar seguro donde descansar cuando lo miran.
Que incomodidad... pero que alegría
volver a sentir algo nuevo y gracioso.
Algo ajeno, intocable.
¿Podrá nominarse aquella forma de contacto?
Nos negamos asumir cosas falsas,
aún si fueran verdaderas.
Siga disimulando el ardor... el picor en el alma y en alguna parte del cuerpo.
Nadie se dio cuenta.
Ni siquiera yo.

Gisela Ruiz Díaz

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