24 de agosto de 2010
Empiezo de cero con mi objetivo, como otras tantas veces, pero esta vez dejaré estas piedras, como Hansel y Gretel para no perderme en el camino.
Pienso… aunque sé que no debería.
Estoy ahora sentada en el comedor, hasta hace un rato estaba tomando mate con mamá, mientras le contaba lo asombroso que es el libro que leo y cuánto me identifico con el autor… ahora ya no está, estoy esperando que vuelva.
De repente observo mis manos y me percato de que son casi iguales y que además mis uñas están pintadas. Por qué? Qué pensaba cuando las pinté? Que eso podría suplantar la belleza que me falta?... Inmediatamente me quito la pintura. Cuando volvió mamá, no notó la diferencia; yo había cambiado.
26 de agosto de 2010
Lo que recuerdo de ayer es sobre todo la molestia que sentí por no poder decirlo todo siempre, no a otros, sino aquí, en este cuaderno que pretendía atrapar cada uno de mis pensamientos.
Yo no fui a un psicólogo, como otros, porque no quiero que me diga que tengo que escribir lo que pienso cada vez que me siento rara; y que después pretenda que elimine los recuerdos que me perturban a través de la negación. La negación de un pasado es una afirmación de que aún subyace un apego afectivo-emocional con este. Para eliminarlo realmente tengo que dejar de pensarlo. Si pienso que no lo tengo que pensar, indirectamente lo estoy pensando. Si afirmo que algo ya no es, le estoy dando una existencia.
Decidí dejar de lado por un tiempo los discursos elaborados. Esta vez prefiero ser más transparente, sobre todo porque termino siempre confundiéndome a mi misma.
Ayer cuando volvía de la estación en la noche, y me alejaba del área más urbanizada, sentí algo en el ojo que me incomodaba, como si estuviera pegado al rabillo de mi ojo; cuando miré al cielo vi una gran estrella que me seguía; no había otras estrellas anoche, o quizás decidieron no brillar; sólo estaba esa que dice ser Venus, el planeta del amor. Aunque no quería volver a mirar hacia arriba, la seguía viendo, porque estaba pegada a mi ojo.
Los chicos de la esquina, intimidan a la gente; mientras paso frente a ellos uno me mira y pienso si creerá que yo también le temo. Hay un móvil estacionado a metros de mi casa, a ese sí le temo, porque se parece mucho al de "ellos"…
Y vuelvo a preguntarme por qué no me animo a decirlo todo. Supongo que es porque sé que todavía me están viendo, y quizá hago esto sólo para que me vean, pero prefiero no tomar conciencia de ello. No todavía. Las primeras hojas del cuaderno están rotas, delataban demasiado, prefiero ir más despacio.
Alguna de las dos…
jueves, 26 de agosto de 2010
martes, 6 de abril de 2010
La encrucijada
Durante mi último viaje onírico, o por lo menos el último que recuerdo, me vi a mi misma dentro de una casa amplia, con un sutil estilo colonial que estaba pintada de blanco, no sólo su infraestructura sino también sus muebles y todo lo que en ella había. Sabemos, los discípulos del dogma, que la casa representa el cuerpo físico y que el color blanco indica pureza. Lo que no puedo explicar es cómo a través de los sueños podemos operar y divagar con el pasado y simultáneamente consumar hechos inconclusos de nuestra vida cotidiana ligados a imaginaciones coetáneas.
Mediante estos involuntarios ejercicios de anacronismo, busqué una representación de mi futuro o más bien de mi propio destino; de modo que me pregunté sobre las aspiraciones del ser, sobre aquello en lo que uno desea convertirse, sobre la fe depositada en la existencia de un ser potencial al cual dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y voluntad. Entonces… ¿en qué deseo convertirme? ¿A quién dedico gran parte de mi vida elaborando metódica y deliberadamente su nacimiento? ¿Podré alguna vez verme cara a cara con mi alter ego?
En mi caso particular me veo atrapada en una dicotomía, una bifurcación difícil de transitar al unísono, ya que no se debe adorar a dos demiurgos. Por un lado la disciplina del razonamiento, el cultivo del intelecto; por el otro el orden de la creación, del arte, el adiestramiento de la espiritualidad, la transmutación…
En esta etapa de desorientación, tengo la desgracia de poseer dos brújulas que me guían en sentidos opuestos, por un lado el sentido común y por el otro el gnosticismo, y a pesar de ser brújulas contrapuestas, ellas se atraen y se rozan con vehemencia.
Filosofía, música… y la magia como intercesora.
Cada uno de nosotros está atraído hacia un círculo de relaciones que es su mundo y del que sufre la influencia. El hombre excéntrico en genio, es aquel que trata de formarse un círculo luchando contra la fuerza de atracción central de las corrientes establecidas. Si es así, mi destino es ser vencida en lucha o triunfar… “se puede morir en la obra, pero lo que se haya querido se cumple, porque la muerte es una verdadera asunción”. Cuando yo me eleve de la Tierra - decía el más grande de los iniciadores- yo lo arrastrare todo tras de mi.
Entretanto me dilato en mi decisión y sigo caminando hacia el santuario, aunque sus calles conserven recuerdos lúgubres, tribulaciones y estigmas… y sin saber si la casa blanca seguirá por siempre deshabitada…
Gisela Ruiz Díaz
sábado, 9 de enero de 2010
Acerca del aberrante laberinto del tiempo
La Tierra parecía plana debido a su inmensidad o quizás debido a la pequeñez del hombre, así también hoy percibimos un tiempo lineal a pesar de ser cíclico. Estos pequeños o grandes ciclos nos encierran en la eternidad, una eternidad sin salida que parece tener muchas puertas pintadas, irreales a las que llamamos pasado o futuro. Cada segundo nos acerca mas a la muerte, y nosotros ante la conciencia de esa muerte lenta y dolorosa, encontramos un descanso en las distracciones de la vida cotidiana y en los proyectos que nos hacen creer que nuestra vida tiene algún sentido; sentido atribuido a la inmortalidad de nuestras almas y esta inmortalidad atribuida a Dios. Un Dios ambiguo que nos pregunta a cada momento si lo entendemos, un Dios creador del bien y del mal, creador de ese camino extenso y tenebroso de las reencarnaciones, creador de ciclos.
Y si la imperfección es producto del hombre… aún así hay salvación? Esa promesa de salvación esta perdida en esa puerta ilusoria del futuro, esa promesa debe buscarse en un espacio infinito, y para eso se necesita una herramienta igual de infinita que todos tenemos y no la podemos ver debido a su cercanía.
Aunque nos miremos al espejo, es evidente que no nos reconocemos y los demás tampoco nos reconocen en un espejo, entonces, que son los espejos? Espejos pueden ser muchas cosas pero, el mejor espejo es el otro, en el otro vemos defectos que en realidad son los nuestros. Quizá solo esté diciendo cosas que escuche en algún otro lugar y yo sea un espejo a través del cual se proyectan reflejos de pensamientos ajenos. Es terrible! Eso quiere decir que hay espejos que viven?! Son los pensamientos de otros los que aparecen en mi mente y lo único que hago es aceptarlos o rechazarlo, eso significa que aún poseo algo de voluntad. Pero entonces Platón tenía razón , solo somos copias de una Idea suprema, nos han regalado una identidad ilusoria y un halo de voluntad, en realidad casi no existimos porque estamos aferrados a un tiempo que no es, como decía San Agustín, el pasado ya no es y el futuro no existe todavía, entonces, qué es lo que es? En este caso San Agustín es mas real que yo y me genera la duda acerca de mi propia existencia y me hace pensar que cuando no estas en un lugar, ese lugar deja de existir y de nuevo aparece un ser real diciendo “ser es ser percibido” , Berkeley también es más real que yo, porque pienso a través de sus palabras y doy un reflejo imperfecto de su ser, que es el verdadero, y aquel que lea esto es menos real que yo quizás porque es el reflejo de un reflejo. Amén.
Gisela Ruiz Díaz
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